El cojedero. Argumento de “El Moridero” de Mario Bellatín. (Literatura/Matías Rosas)
El
cojedero
(Argumento
de “El Moridero” de Mario Bellatín)
El cojedero
Hay una novela de Bellatín en la que hay gente que va a
morir a un moridero. En la parte de adelante de ese moridero hay una
peluquería que funciona como pantalla y es atendida por un travesti. Ese
travesti es peluquero.
A su vez ese peluquero está travestido en guardián.
Gente que tiene un enfermedad terminal concurre a este
moridero para estar solos con los casi muertos como ellos y mueren sin
cuestionamientos.
El travesti asea, calma, por momentos divierte y sobre todo,
esconde.
Hay días que el travesti está cansado (también él está
enfermo) y no vacía los papagallos ni cambia los pañales. Y del moridero sale
olor a carne podrida pero lo vecinos no lo denuncian porque valoran el trabajo
del travesti.
Los moribundos del moridero cortan lazos con sus seres
amados. Algunos de los seres amados cuando pierden rastro de los moribundos
acuden al moridero a verificar si su ser amado se encuentra ahí y el hábil
travesti les explica que no hay nadie, que es una peluquería y los invita a que
se corten el pelo.
Y estos seres amados se lamentan aunque comprenden la
voluntad de los moribundos. Estacionan sus autos o se sientan en el cordón
afuera del moridero y esperan a que salga su moribundo amado para preguntarle
¿por qué? Pero el travesti vigila que ellos no se crucen. Y los seres amados,
luego de horas, y hasta días de espera, se dan por vencidos.
Y entienden.
Hay un lugar en Mercedes al que la gente va a cojer. En la
parte de adelante, de este cojedero, hay un bar como pantalla y es
atendido por un travesti. Ese travesti es bartender.
A su vez el bartender está
travestido en guardián.
Gente que tiene una enfermedad que trae de su casa, como el
maltrato conyugal y el tedio, concurre a este cojedero para estar solos
con los enfermos como ellos y cojen sin cuestionamientos.
El travesti asea, calma, por momentos divierte y sobre todo,
esconde.
Hay días que el travesti está cansado (él también está
enfermo) y no limpia los baños ni levanta los preservativos usados. Y del
cojedero sale olor a semen y a cerveza rancia pero lo vecinos no lo denuncian
porque valoran el trabajo del travesti.
Los enfermos del cojedero cortan lazos con sus seres amados.
Algunos de los seres amados cuando pierden rastro de los enfermos acuden al
cojedero a verificar si su ser amado se encuentra ahí y el hábil travesti
les explica que no hay nadie, que es un bar y los invita a que se tomen una
cerveza.
Y estos seres amados se lamentan aunque comprenden la
voluntad de los enfermos. Estacionan sus autos o se sientan en el cordón afuera
del cojedero y esperan que salga su enfermo amado para preguntarle ¿por qué?
Pero el travesti vigila que ellos no se crucen. Y los seres amados luego de
horas, y hasta días de espera, se dan por vencidos.
Y entiendo.
Muy bueno...me quedé con ganas de más.
ResponderBorrarGracias Lía, otra vez
BorrarMuy bueno, Rosas. Siga pateando culos
ResponderBorrarGracias HEN.
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