Primero sueño, sor Juana Inés de la Cruz: serie mitológica

 

Para analizar Primero Sueño tomaré uno de los segmentos, la serie mitológica. Nombraré cada personaje mitológico y haré el recorrido en todo el poema de cada uno de estos seres con la hipótesis de que Sor Juana o, el yo poético, trata de explicar su estado de ánimo y su situación en el mundo del conocimiento. Estas alusiones mitológicas crean el tono del poema. Usaré como guía “Sor Juana Inés de la Cruz o las trompas de la fe”, de O. Paz.

             El comienzo del poema aparece la primera cita mitológica (romana): “La vergonzada Nictimine acecha” (v. 27). Nictimine, hija de rey de Lesbos, Epopeus, fue violada por su padre y convertida en búho por los dioses (observadora). Continuando con la línea temática apenas versos después (v. 36) “que el árbol de Minerva / de su fruto, de prensas agravado, / congojoso sudó y rindió forzado”. Minerva es la diosa (romana) de la sabiduría ¿Es posible que acá, el yo poético, empiece a hablar de su estado frente al conocimiento? Asimismo, en los versos: “El viento sosegado (…) / sacrílego ruido” / “violador del silencio sosegado” (v. 86) podrían emparentarse con “intelectuales claras son Estrellas” (v. 287) y con “el vuelo intelectual con que ya mide / la cuantidad inmensa de la Esfera”: aparecen elementos de la creación como el viento, Estrellas y Esfera. Octavio Paz analiza a “la Esfera”: “La alusión a la Causa Primera evoca inmediata­mente otra imagen favorita de sor Juana: la circunferen­cia cuyo centro está en todas partes (p. 11). En estos versos, el yo poético habla del conocimiento, de lo intelectual, como un atributo de la divinidad. En esta primera parte del poema, vemos entonces, el origen divino del conocimiento pero cuyo entendimiento terrenal o la contemplación del yo poético, es dificultosa, le produce esfuerzo, sollozo, vergüenza, violencia, por la imposibilidad del acceso al conocimiento, expresado en forma impersonal (no hay exclamaciones en primera persona).

            El segundo personaje mitológico que es relevante es Ícaro. Aparece a la mitad del poema: “─contra el Sol, digo, cuerpo luminoso / cuyos rayos castigo son fogoso, / que fuerzas desiguales / despreciando, castigan rayo a rayo / al confiado, antes atrevido / y ya llorando ensayo / (necia experiencia que costosa tanto / fue, que Ícaro ya, su propio llanto (v.467) / lo anegó enternecido)─ / como  el entendimiento, aquí vencido (…) / ni discernir podía”. El mito (griego) de Ícaro y su padre Dédalo dice que ellos estaban presos por el rey Minos en Creta y Dédalo, el padre, creó alas para ambos y así poder escapar. Dédalo previno a Ícaro de que no volara muy alto porque el Sol podría quemar y despegarle las alas, y eso pasó, Ícaro cayó sin sus alas y murió en el mar.  En este mito se plantea límites en el libre albedrío. En el poema, el yo poético lo toma para plantear sus dudas o miedos en referencia al saber.

Y el tercer personaje mitológico es Faetón (griego), que no es nombrado pero hay un fragmento del mito: “Otras ─más esforzado─, / demasiada acusaba cobardía / el lauro antes ceder, que en la lid dura / haber siquiera entrado; / y al ejemplar osado / del claro joven la atención volvía / ─auriga altivo  del ardiente carro─, / y el,  si infeliz, bizarro / alto impulso, el espíritu encendía” (v.789). Narra el mito de la promesa que Helios le había hecho a su hijo Faetón: concederle cualquier deseo. Faetón le pidió que le confiriera la oportunidad de conducir el carro del Sol a través del cielo (referencia del fragmento citado del poema). Faetón fue tan perseverante y resuelto en su afán, que su padre se lo concedió, aunque con cierta  reserva. La dicha de Faetón fue fugaz porque perdió el control de las riendas. Entonces, los corceles desbocados y el carruaje en llamas amenazaban con incendiar el Orbe, por lo que Zeus los fulminó con su rayo. Faetón, sería entonces, un personaje que entraña la idea de transgresión y audacia extrema. Para el yo poético, inmortaliza el ansia emancipadora de saber, toda la pasión del ansia de saber y la aspiración libertaria más genuina. La metáfora ascendente: “su nombre eternizar en su ruina”, (v. 802) es el cierre de esta metáfora/mito y da el sentido buscado por el yo poético en todo el poema: la aspiración incesante al conocimiento, su pasión y amor por el saber, de origen divino más allá de los esfuerzos que conlleve, hasta la muerte.

“El acto de conocer, incluso si termina en fracaso, es un saber: la no-revelación es una revelación (…); la contemplación de la naturaleza y la desazón del espíritu, angustia, zozobra, decaimiento, re­beldía, al no poder transformar esa contemplación en forma o idea” (p. 18). Así es usada la serie mitológica en Primero sueño. Con sus personajes pasionales pero condicionados, que sobrepasan los límites y tienen consecuencias, pero siempre, siguiendo sus deseos. Tal como el deseo de conocimiento, muy terrenal, de Sor Juana.

 

 

Bibliografía

Octavio Paz: Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe. En: Obras completas, Edición del autor. Barcelona 2001

 

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