Sublime: El riesgo y Los comedores de papas no vienen a poner paz (Literatura/Matías Rosas)
El riesgo.
Anne Sexton.
Cuando una hija hace un intento de suicidio
y la chimenea se derrumba como un borracho
y la perra se come su propia cola
y la cocina hace estallar su pava reluciente
y la aspiradora se traga su bolsa
y el inodoro se lava con lágrimas
y la balanza del baño pesa al fantasma
de la abuela y las ventanas,
esos pedazos de cielo, derivan como botes
y el césped se enrolla en el jardín
y la madre yace en la cama matrimonial
y se come el corazón como si fueran dos huevos
|
Los comedores
de papas.
Sonia
Scarabelli.
Yo no recuerdo estar
frente a la lámpara
ni tampoco la mesa de madera,
pero los rostros sí, los ojos
con aquel paño de tristeza enormes
y el olor a la leña
llenando todo de un humo que apenaba,
no el humo celebrante
de las fogatas de San Juan, no el humo
de las hojas ardiendo en la vereda
sino más bien un humo
en el que parecía fueran a quemarse
todos los sueños de la vida
¿En qué pensó mi padre ante ese único
alimento rodando entero
al mediodía?
Sólo un plato de papas y todo
el tiempo por delante,
el largo día entre los hijos
Lujosas me parecían a mí
que aún sin dolor miraba
el vaso medio lleno
y no la pérdida
el hondo plato de la pérdida
servido
tan blanca, blandamente
|
“…mirar a la cara a la destrucción y a la muerte en
todas sus variantes y a considerar lo sublime como un gimnasio para
fortalecerse y darse consistencia a sí mismos, en una época en la que la idea
de alma inmortal les parece a muchos dudosa o inverosímil (…). Desde este punto
de vista, lo sublime aparece ya como resarcimiento emotivo por la humillación
sufrida, ya como esfuerzo incesantemente frustrado por comprender (es decir,
por abrazar) la naturaleza con otros medios (…) La muerte es el objeto más
sublime que existe, porque amenaza de raíz la propia conservación (…) La superioridad
de lo sublime sobre lo bello radica en que pone el acento en las bases emotivas
de nuestros conflictos, en los que nunca se puede poner paz del todo” (Bodei,
Remo; “Desafío a la naturaleza”, en Paisajes
sublimes, el hombre ante la naturaleza salvaje, Siruela, Madrid 2011).
Bodei habla de lo
sublime como una transgresión a lo bello, porque ya no tenemos a un ser
superior, al creador natural, que nos proteja, que nos de la inmortalidad. Esta
desesperación obliga al hombre a valérsela por sí mismo. Es esto lo que
encontramos en estos poemas de Sexton y de Scarabelli ¿Cuál es la transgresión
en estos poemas? ¿A qué ausencias se refieren El riesgo y Los comedores de
papas? ¿Cuáles son los conflictos que no tienen paz del todo?
En El riesgo hay una transgresión moral. Un intento de suicidio no es
moral. No responde al canon religioso. No sigue el orden lógico de la vida, la
hija no puede morir antes que su madre. En Los
comedores de papas, la transgresión es la ausencia de la madre. Hay un
conflicto en el sujeto poético, un reclamo “¿En qué pensó mi padre ante ese
único / alimento rodando entero / al mediodía?”
El procedimiento usado
por ambas autoras para la construcción de los poemas es el de la descripción de
imágenes. En El riesgo el sujeto
poético hace enumeración de imágenes de lugares, objetos, mascota, personas que
componen una casa. Esa enumeración son acciones que transgreden el orden
esperado: la chimenea se derrumba; la perra se come su propia cola; la
aspiradora se traga su bolsa, etc. Al ver todas estas acciones podemos concluir
en que la destrucción de esa casa, de lo sagrado, de lo construido son
producidas por el intento de suicidio de una hija. En Los comedores de papas también la autora trabaja con las imágenes.
A diferencia de Sexton, Scarabelli hace interpretación discrecional del cuadro
de Van Gogh (1) para tematizar sobre lo que ella quiere. Podemos decir que esta
sería la primera transgresión: resignificar una pintura. Van Gogh dijo de su
pintura: “He querido poner conscientemente de
relieve la idea de que esa gente que, a la luz de la lámpara come patatas
sirviéndose del plato con los dedos, trabajó asimismo la tierra en la cual las
patatas han crecido; este cuadro, por tanto, evoca el trabajo manual y sugiere
que esos campesinos merecen comer lo que honestamente se han ganado”. Como
vemos, difiere del significado del poema de Scarabelli.
(1)
Comedores
de papas, V. Van Gogh, Nuenen, Países Bajos, 1885.
El sujeto poético resignifica varias imágenes de este
cuadro. Dice que no recuerda estar frente a la lámpara ni a la mesa pero sí
recuerda la tristeza. Y el humo que quemaba los sueños. Selecciona algunos
elementos de la pintura para hablar de la de la pérdida. El plato vacío como símbolo
de la ausencia y las papas como símbolo también de escasez, pero no esa escasez
económica que representa la papa socialmente sino que, la pobreza es de otro
orden: de afecto, carencia de amor materno y el no reemplazo de ese amor por el
padre.
En ambos poemas el tono predominante es la tristeza,
en Los Comedores de papas incluso el
sujeto poético nombra la palabra misma. Pero esta tristeza expositiva está en
la superficie y hay un plano más profundo e intenso, en el cual existen otros
sentimientos que nos lleva a este estado sublime: la frustración, porque el sujeto poético
comprende lo que le pasa y no ve solución, en El riesgo: “y la madre yace en la cama matrimonial / y se come el
corazón como si fueran dos huevos”, no hay reacción, es aceptación e
inevitabilidad. En Los comedores de papas:
“que aún sin dolor miraba / el vaso medio lleno / y no la pérdida / el
hondo plato de la pérdida”, el sujeto poético acepta haciendo una analepsis,
que el vaso y el plato eran la pérdida, pero recién lo ve en la adultez. Conflicto
y aceptación. Pero sin solución. Y la ausencia permanente del creador,
necesario para el orden natural. Ese creador superior que podría evitar la
angustia, el desasosiego, la frustración, cuya ausencia hace al conflicto y
tensiona al sujeto poético en ambos poemas es: la madre. En El riesgo, la madre está como ausente.
En los Comedores de papas está
ausente.
No son poemas en los
que los sujetos poéticos vengan a dar soluciones. Plantean tristeza, pérdida,
transgresiones y conflictos desde las imágenes. Sublimes, no bellas.
¿Cómo llegan estas autoras a lo sublime?
Sonia Scarabelli (Rosario, 1968) origen clase media,
es docente, licenciada en Letras: "No sé si hay temas para la escritura, pero hay como unos lugares centrales y para mí son el espacio de lo familiar y la naturaleza. La poesía es un lugar raro, uno nunca se acostumbra a esa experiencia desproporcionada" (2010).
Anne Sexton (Newton,
1928 – Weston, 1974) nacida en familia burguesa de clase alta. Depresiva, fue
internada en varias ocasiones. Se suicidó intoxicada por humo en su garaje. Su
poesía, además de intimista, profundiza en temas tabú de la mujer como la
menstruación, masturbación, drogadicción y aborto: “los moribundos se van
apartando lentamente de uno y los va envolviendo la muerte, ese lugar eterno. Y una busca respuestas y se ve
enfrentada con demonios y visiones. Entonces, una surge con Dios. No me refiero
a ese Dios protestante ritualizado, ese buena gente… sino a los santos
martirizados, el hombre de la cruz…” (1968).
Conflictos. Tensión. Bases emotivas. Que no vienen a
poner paz.
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